Puede sonar un tanto extraño, pero darse placer a uno mismo va más allá del simple momento. Tanto por los beneficios físicos que trae como por los mentales. Pero claro, no es lo mismo hacerlo bien que hacerlo de aquella manera y quedarse con una sensación agridulce. Por eso mismo ahora tienes que hacer una cosa. Aprende a masturbarte y descubre todas las ventajas que tiene.
La importancia de descubrirse a uno mismo
Descubrirte a ti mismo no solo hará que masturbarte sea más placentero, que también. Si no que también mejorará la calidad de tus relaciones sexuales. Porque si sabes lo que te gusta es mucho más fácil que disfrutes con cualquier persona que si haces a la otra persona ir a ciegas.
De forma que no tengas miedo, seas hombre o mujer, y aprende a masturbarte para conseguir encontrar lo que más te gusta y satisface.
Prueba hasta que des con la tecla
Lo más probable es que no «lo claves» a la primera. Así que date tiempo. Tampoco vayas a comportarte ahora como un animal en celo, pero cuando te apetezca y tengas ganas vete probando diferentes ritmos, zonas o, si te animas, algún que otro juguete.
Porque muchas veces, si no usamos algún juguete, no vamos a conseguir sacarnos todo el partido que podemos. Si además tu pareja está por la labor, podéis probar a ayudaros el uno al otro.
No te centres solo en «la zona»
Sí, ahí es donde pasa la mayor parte de la acción, pero ir al grano no es siempre lo mejor que puedes hacer. Da igual si eres hombre o mujer, nuestro cuerpo tiene muchas más zonas erógenas que pueden ayudar a conseguir un mejor orgasmo. Vale que eventualmente volverás a la «zona mágica», pero no tienes por qué ir directo ahí.
Muslos, senos y cuello son zonas muy erógenas para las mujeres. Mientras que los hombres tienen los testículos y los lóbulos de las orejas. Vete probando tus zonas a ver cuál es la que más te excita hasta que consideres que «no va a ir a más».
Imágenes: Unsplash y Pixabay
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