Una cosa es que te digan que follas bien, y otra muy diferente que sea verdad. Y si, puede ser que no se te de mal esto del follar, pero convertirte en una fiera follando no es algo que pase de la noche al día y por casualidad. Es algo que, como otros aspectos de la vida, requiere práctica y saber lo que haces.
Y como práctica aquí no puedes conseguir, te dejamos unos consejitos para que la próxima vez que consigas triunfar se te de un poco mejor y con suerte repitas.
Mastúrbate de vez en cuando
Pero ojo, no vayas a estar como un niño con una zambomba ahora eh. Pero hacerlo de vez en cuando (unas 4-5 veces a la semana) te ayudará a «mantenerte en forma«. Es decir, conseguirás aguantar más sin soltar el veneno dejando atrás esa época en la que tardabas lo mismo que la intro de Friends.
Además, aprenderás un poco qué es lo que te gusta, que ritmo prefieres y hasta que punto es «inevitable» que termines. Y por el gustito, claro.
No tienes que «llegar al fondo»
Si, es como debería ser en tu cabeza, pero llegar siempre hasta el fondo en la penetración no es siempre lo que más le gusta a las mujeres. De hecho, la norma es que las terminaciones nerviosas empiecen a escasear pasados los primeros 5 centímetros. De forma que, en vez de centrarte en la profundidad, prueba a centrarte en el ritmo.
Porque, a diferencia de los hombres, las mujeres prefieren cambios en el ritmo, cambio de posturas y estimulación en el resto del cuerpo. Vamos, que no todo es clavarla hasta donde llegue. Y si añades algún extra como geles de placer, lubricantes y demás, lo petarás.
Nunca hay demasiados preliminares
Tu pareja sexual no es un horno, no se va a quemar por pre-calentar demasiado. Así que no racanees con los preliminares. Cuanto más tiempo pases en esta «fase» más fácil será para tu pareja alcanzar el orgasmo sin problemas. Aunque claro, esto no significa que debas pasarte horas con los preliminares.
Dales el tiempo que necesiten, ni más ni menos. Y sí, esto es más fácil decirlo que hacerlo, sobre todo porque cada persona es un mundo. Pero con lo que te tienes que quedar es con no cortar demasiado pronto. Como en otros aspectos de la vida, mejor pasarse que quedarse corto.
Ponte en forma
Ahora llega cuando piensas ¿qué tiene que ver lo en forma que esté con todo esto de convertirte en una fiera follando? Pues más de lo que te imaginas. No solo porque no te faltará el aire a los cinco minutos, que también. Si no porque te abrirá las puertas a muchísimas posturas.
De pie con ella contra la pared, contra el cabecero de la cama y prácticamente todo el kamasutra (no veas con los indios). Además, lo más probable es que le resultes más atractivo a tu pareja, y todo suma.
El punto G no es un mito, de verdad
Si, a estas alturas de la película y sin haberlo encontrado aún puede que ya creas que es un mito creado para amargarnos la vida. Pero lo cierto es que está ahí, y tampoco hay que ser indiana Jones para encontrarlo. Sobre todo si pides ayuda a tu pareja, claro.
Una vez más, cada persona es un mundo. Pero a pesar de las diferencias, todos tenemos nuestro punto «zen» a la hora de follar. Y una vez que lo encuentras, convertirte en una fiera follando con esa persona es cuesta abajo.
Imágenes: Freepik y Pixabay.
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